
La intolerancia a la lactosa es un trastorno digestivo que afecta a muchas personas en todo el mundo. Se manifiesta con síntomas molestos como hinchazón, dolor abdominal, diarrea o náuseas tras consumir productos lácteos. Las personas con intolerancia a la lactosa suelen tener mucho cuidado con lo que comen, evitando cuidadosamente los productos que contienen lactosa.
Sin embargo, la intolerancia a la lactosa puede convertirse en un problema cuando se viaja, con síntomas que pueden ser más intensos. En este artículo te explicamos por qué.
Alteración de los hábitos alimentarios
Cuando se viaja, es habitual cambiar los hábitos alimentarios. Esto puede estar relacionado con el descubrimiento de nuevas especialidades culinarias locales y, a veces, con el consumo de alimentos más ricos o grasos. Estos cambios pueden alterar la digestión y hacer más evidentes los síntomas de la intolerancia a la lactosa.
En algunas partes del mundo, los productos lácteos que se consumen no son los mismos a los que estamos generalmente acostumbrados en Europa. En algunos países, los productos lácteos pueden ser más ricos en lactosa o tener características especiales en su proceso de fabricación, lo que los hace más difíciles de digerir.
Cuando se viaja, a veces es más difícil controlar lo que se come, sobre todo cuando nos encontramos con menús extranjeros o alimentos locales que contienen ingredientes a los que no estamos acostumbrados. Las personas intolerantes a la lactosa pueden consumir sin saberlo lactosa oculta en salsas, sopas o pasteles, lo que puede desencadenar síntomas de intolerancia a la lactosa de forma inesperada.
Estrés en los viajes
El estrés es un factor que a menudo se subestima a la hora de desencadenar los síntomas de la intolerancia a la lactosa. Viajar puede ser una fuente de estrés por muchas razones: preparar el equipaje, gestionar los horarios, el transporte, el desfase horario, etc.
El estrés puede provocar un aumento de la producción de ácido gástrico y alterar la flora intestinal, haciendo que el sistema digestivo sea más vulnerable. Esto puede exacerbar los síntomas de la intolerancia a la lactosa, ya que un sistema digestivo ya sometido a estrés tendrá mayores dificultades para digerir la lactosa. lactosa.
Jet lag y alteración del reloj biológico
Viajar a través de varias zonas horarias puede alterar el ritmo circadiano (reloj biológico). Esto puede alterar tu sistema digestivo y reducir la eficacia de la lactasa, la enzima que descompone la lactosa en el intestino. Una producción reducida de lactasa puede dificultar la digestión de la lactosa y aumentar la aparición de síntomas de intolerancia.
La alteración de los patrones de sueño causada por el jet lag también puede afectar al equilibrio de la microbiota intestinal. Un sueño insuficiente o de mala calidad puede aumentar la sensibilidad del sistema digestivo, agudizando los síntomas de la intolerancia a la lactosa.
Estar alerta para gestionar mejor la intolerancia a la lactosa cuando se viaja
La dieta local, los cambios en los hábitos alimentarios, el estrés del viaje, el desfase horario y la alteración de la microbiota intestinal pueden exacerbar los síntomas de la intolerancia a la lactosa.
Por eso es esencial prestar atención a lo que se come cuando se viaja, aunque sea difícil saber exactamente cómo se preparan los alimentos en otras partes del mundo.
Leer atentamente las etiquetas de los alimentos o tomar suplementos de lactasa si es necesario puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar síntomas de intolerancia a la lactosa durante el viaje.

Hola, soy Vincent
Como tú, soy intolerante a la lactosa.Sé exactamente por lo que estás pasando y las dificultades que encuentras a diario. Desde hace más de 10 años, ayudo a nuestros clientes a utilizar nuestros complementos alimenticios y les doy consejos y trucos para mejorar su bienestar digestivo. También soy una gran cocinera y gastrónoma, así que en este blog encontrarás mis recetas favoritas para una dieta sin lactosa.
La intolerancia a la lactosa no es inevitable Con LACTOLERANCE podrá digerir con total tranquilidad